¿Y si aprovechamos la ocasión para transformar nuestras ciudades en lugares más humanos, saludables y sostenibles?

Infraestructura verde dentro de las ciudades

No, no nos referimos a los jardines urbanos. Nos referimos a auténticos parches de naturaleza con sus correspondientes ecosistemas dentro de nuestras ciudades.

Akira Miyawaki, botanista japonés experto en ecología, ha desarrollado toda su carrera entorno a la recuperación de bosques autóctonos en terrenos degradados (en este link puedes ver cómo Shubhendu Sharma, fundador de afforestt, explica el método Miyawaki).

El método de Miyawaki se basa en replicar la diversidad existente en los bosques nativos, de manera que, a través de la plantación de especies autóctonas con una densidad adecuada, consigue un ecosistema equilibrado en donde todas las variedades se complementan entre sí.

A través de la combinación de variedades pequeñas y grandes, plantadas una al lado de la otra, se favorece que éstas crezcan juntas, creándose así un bosque con distintos niveles que, con el tiempo, será completamente denso en todos sus estratos.

Esta estrategia hace que la vegetación crezca hasta 10 veces más rápido que si se hubiesen plantado por separado, ya que el conjunto acaba funcionando como un único organismo. Este bosque funcionará de forma autónoma, y por tanto sin necesidad de intervención humana; esto se traduce en la reducción en el uso de fertilizantes, riego, recursos humanos y dinero.

Entre los beneficios más significativos de reintroducir parches de vegetación está el incremento en la calidad de vida de los ciudadanos a través de la limpieza del aire, la reconexión con la naturaleza (tan añorada durante el confinamiento), la mejor disipación del calor en las ciudades, o el efecto positivo que ésta tiene en problemas de salud como la depresión.

Cambio de mentalidad en el transporte urbano: del coche a la bicicleta

En el momento en que una ciudad se vacía, somos conscientes de la cantidad de superficie urbana de la que estamos privados debido al transporte a motor. Cuando todo empiece a volver a la “normalidad”, deberíamos aprovechar la oportunidad para reflexionar sobre la forma en la que diseñamos la movilidad de nuestras ciudades.

Está ampliamente demostrado que con aceras amplias y sin interrupciones es más probable que camines; y que con una red de carriles bici protegida y bien interconectada, te animes a pedalear. Se ha de apostar por una red ciclista eficiente y verdaderamente segura que permita a los ciudadanos recorrer distancias de 2 a 6km con comodidad, además de incluir aparcamientos para bicicletas en supermercados, plazas, estaciones de tren y autobús, centros de negocios, zonas de ocio, gimnasios, etc.

Durante, y tras esta pandemia, la movilidad en bicicleta podría ser una buena opción ya que la distancia física entre los usuarios es adecuada, la necesidad de vigilancia y mantenimiento es muchísimo menor que en otros tipos de transporte y se trata de un tipo de movilidad totalmente limpia.

Por casualidad, la progresiva vuelta a la actividad habitual coincidirá con un clima favorable, así que es el momento ideal para acomodar nuestros hábitos a un modo más sano e inteligente de desplazarnos.

Producción local y diversificación de la actividad económica

Otro aspecto para considerar es la conveniencia de contar con un balance adecuado entre la globalización y una producción local suficiente como para satisfacer las necesidades esenciales. Esta es una forma eficaz de asegurar que se minimizan las disrupciones en el abastecimiento, ya que se reducen los factores que pueden fallar en la cadena entre el productor y el consumidor (por ejemplo, el transporte y el control de fronteras).

Además, la producción local tiene grandes beneficios en la reducción de emisiones, bien sea por minimizar distancias, bien sea porque resulta más factible cerrar los ciclos metabólicos y reducir la generación de residuos.

Por otro lado, la economía local debería estar suficientemente diversificada como para que el parón de un determinado sector no acabe por ahogar el resto de la actividad económica, y del mismo modo, la recuperación después de una crisis sea más rápida. Siguiendo el símil del método Miyawaki, variedad productiva para que las actividades del mecanismo funcionen de modo complementario.

¿Qué opináis vosotros? ¿Creéis que deberían cambiar las políticas hacia modelos más centrados en las personas, la sociedad y la sostenibilidad?